Hace poco, un equipo de investigadores de la Universidad de Teherán publicó un estudio que demuestra que “existe una diferencia estadísticamente significativa en cuanto a la calidad de vida y la autoestima de los pacientes con alopecia androgénica (AGA), antes y después de la cirugía de restauración capilar”. ¿Pero eso es algo nuevo? En realidad no: hay una larga lista de estudios que han demostrado la mejora psicológica y emocional que pueden ofrecer los trasplantes capilares. Sin embargo, sí hay algo nuevo en este estudio: la demostración de que los efectos positivos del procedimiento son claramente constantes.
En este artículo vamos a analizar el significado que tienen estos resultados para ti, y para todo el sector de la restauración capilar. ¡Sigue leyendo!
Hallazgos
Antes de examinar las pruebas que demuestran los beneficios que tiene la cirugía de trasplante capilar, tal vez deberíamos analizar por qué es necesaria. Sencillamente, la caída del cabello no sólo nos afecta a nivel estético. También nos afecta a nivel emocional. Así, por ejemplo, en junio investigadores de Boston mostraron que “los pacientes con alopecia areata (AA) presentan un mayor riesgo de desarrollar ansiedad y depresión”. En 2015, investigadores de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami concluyeron que los enfermos de AA corren el riesgo de sufrir depresión y ansiedad, entre otras dolencias.
Hay muchos otros estudios que han llegado al mismo resultado, y que transmiten el mismo mensaje: la caída del cabello perjudica nuestro bienestar mental. Por eso resulta tranquilizador saber que los tratamientos de restauración capilar pueden ser un antídoto eficaz para este problema. Aparte del reciente estudio que mencionamos al principio de este artículo, existen innumerables investigaciones académicas y clínicas que demuestran los beneficios psicológicos que tiene el trasplante capilar.
En 2018, investigadores chinos elaboraron un trabajo que demostraba que la cirugía de trasplante capilar podía elevar la autoestima de una persona de forma bastante considerable. Ese hallazgo está respaldado científicamente desde hace tiempo, así que no debería causar sorpresa. Casi como por instinto, todos sabemos que si nos sentimos a gusto con nuestro aspecto, automáticamente también nos sentiremos mejor. Una investigación sobre desigualdades y jerarquías sociales, llevada a cabo en 2014 por académicos de la Universidad de Stanford, descubrió que la percepción que tenemos de nuestro aspecto puede afectar a nuestras actitudes y percepciones, e incluso a nuestro comportamiento.
La influencia de las celebridades
Aunque estos estudios son importantes, rara vez tienen repercusión fuera del ámbito académico. En cambio, los famosos, que suelen ser tan denostados, son los que más han contribuido a llevar estos temas al dominio público. Así, por ejemplo, cuando el excampeón de tenis Andre Agassi relacionó la pérdida de su cabello con la pérdida de su sentido de la identidad, mucha gente empezó a entender las repercusiones que puede tener la calvicie en nuestro bienestar psicológico. La columnista británica Liz Jones, por ejemplo, contó que su cabello siempre había formado parte de su identidad: “Mi pelo se convirtió en mi armadura: yo era tímida e introvertida, y me escondía detrás de él”.
Los “testimonios” de los famosos son muy importantes. La caída del cabello es una enfermedad común, que afecta a millones de personas en todo el mundo, hombres y mujeres por igual. Sin embargo, el tema suele ser silenciado, como si fuera algo demasiado trivial como para hablarlo abiertamente. Cuando alguien usa su voz para hablar sobre la calvicie, ayuda a sacar el tema a la luz.
Tratamientos modernos
Las técnicas modernas también han contribuido a que los tratamientos de restauración capilar entren en el discurso general del público. Al ofrecer excelentes resultados, la cirugía capilar moderna ha logrado convertir el tratamiento en una opción viable, cosa que no siempre fue así.
Si estás familiarizado con los trasplantes capilares, seguramente ya sabes que se utilizan dos técnicas principales: el trasplante de unidades foliculares (FUT) y la extracción de unidades foliculares (FUE). Para cada uno de estos procedimientos se utilizan métodos quirúrgicos distintos, pero el principio que subyace es el mismo: se extraen folículos pilosos de la parte posterior y lateral de la cabeza, que luego son injertados en las zonas del cuero cabelludo que ha perdido cabello. En la actualidad, la técnica FUE es la más popular. De hecho, hay muchas clínicas que ya no ofrecen la opción FUT.
Los trasplantes capilares suelen realizarse bajo anestesia local, y duran varias horas. Hoy en día, esta intervención es tan segura como cualquier otra cirugía. Las cicatrices son mínimas, y las complicaciones muy escasas. Por lo general, la persona puede retomar su vida cotidiana al poco tiempo.
Reflexiones finales
La cirugía de trasplante capilar se está convirtiendo rápidamente en un procedimiento tan rutinario como arreglarse los dientes o corregirse la vista con láser. Si sufres pérdida de cabello y estás pensando en hacerte un trasplante capilar, primero debes investigar bien. Escoge una clínica de confianza, que cuente con un historial de trabajo sólido, para que puedas conseguir ese resultado que tanto deseas.
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