Un informe elaborado por Allied Market Research concluyó que el mercado mundial de trasplantes capilares alcanzó un valor de casi 5.000 millones de dólares en 2021. Es una cantidad de dinero asombrosa. Y resulta más impresionante todavía si tomamos en cuenta que el mercado todavía se está recuperando de los efectos negativos que tuvo la pandemia del COVID-19, cuando se cancelaron los procedimientos no esenciales y los profesionales de la salud se enfocaron en contener el virus. Pero a pesar de la preocupación en torno al COVID-19, hay buenas previsiones de crecimiento en el mercado de la restauración capilar. Se estima que para el año 2030, el mercado de los trasplantes capilares alcanzará un valor de 30.000 millones de dólares, lo que supone una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de más del 20%.
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Puntos principales
El informe ofrece algunos titulares interesantes. Por ejemplo, Norteamérica sigue siendo la fuerza dominante en el mercado de los trasplantes capilares; pero en los próximos años se espera que la región Asia-Pacífico registre un fuerte repunte. En cuanto al tipo de trasplante que solicitan los clientes, la cirugía de extracción de unidades foliculares (FUE) sigue siendo la preferida, superando con creces la demanda por la cirugía de trasplante de unidades foliculares (FUT). Es probable que esta tendencia continúe: la FUE ha superado a los otros métodos de trasplante capilar, debido a los resultados de alta calidad que ofrece, y a su naturaleza mínimamente invasiva. Los clientes tienen que cumplir menos tiempo de inactividad después de la cirugía, y la técnica no deja cicatrices visibles. Por otro lado, los hombres siguen superando a las mujeres en el mercado del trasplante capilar. Eso no es ninguna sorpresa, ya que ellos tienen más probabilidades de sufrir calvicie a lo largo de su vida. Sin embargo, este hecho no explica del todo la escasa representación de las mujeres en este mercado.
¿Qué hay detrás de ese crecimiento?
El informe apuntala la teoría de que el aumento de las enfermedades crónicas es un factor importante en el crecimiento de la demanda por trasplantes capilares. Es cierto que las tasas de cáncer aumentan constantemente, y que el tratamiento de quimioterapia, utilizado para luchar contra el cáncer, provoca la caída del cabello. Sin embargo, aunque las tasas de cáncer aumentan, también lo hacen las tasas de esperanza de vida. El envejecimiento es, con mucho, la principal causa de la mayoría de los cánceres. De modo que cuanto más vivimos, mayor es el riesgo de contraerlo. ¿Se puede suponer, por lo tanto, que el aumento que vemos en los trasplantes capilares se debe a que hay más personas mayores?
Las estadísticas elaboradas por la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración Capilar (ISHRS) sugieren lo contrario. Su censo de consultas de restauración capilar del año 2022 muestra que más del cincuenta por ciento de los pacientes, tanto hombres como mujeres, tenían entre 30 y 49 años. Además, menos del ocho por ciento eran mayores de 60. Esto sugiere que hay poca correlación entre los trasplantes y las personas de edad avanzada.
Lo más probable es que el aumento que experimenta el mercado se deba al incremento constante de los casos de alopecia. En todo el mundo, millones de personas padecen alguna forma de esta enfermedad, y quienes la padecen ya no están tan dispuestos a soportar sus efectos desfavorecedores. Al fin y al cabo, ¿por qué habrían de hacerlo, cuando el trasplante capilar ofrece tan buenos resultados? Los avances tecnológicos, junto con una mayor habilidad y experiencia quirúrgica, han permitido que los trasplantes capilares modernos sean infinitamente mejores que los que se realizaban en décadas pasadas. Hace años era fácil detectar las señales de un trasplante capilar. Los cirujanos todavía estaban aprendiendo la técnica (y el arte) de trasplantar folículos capilares, y los instrumentos quirúrgicos que utilizaban eran mucho menos eficaces que los equipos actuales de última generación. Hoy en día, es imposible distinguir el cabello grueso y natural que resulta de un trasplante capilar, del resto del cabello. Realmente no hay ninguna diferencia.
Cambio de mentalidad
Ciertamente, la tecnología y las técnicas quirúrgicas han mejorado muchísimo. Pero además, la opinión pública se ha vuelto más consciente de que la caída del cabello puede afectar profundamente nuestra confianza y autoestima, así que más personas entienden que no es un asunto de mera vanidad. A este mayor grado de concientización ha contribuido el creciente número de celebridades que han experimentado alopecia, y que han decidido hablar públicamente sobre el efecto devastador que la enfermedad ha tenido en sus vidas.
Esta apertura ha permitido que más ciudadanos comunes y corrientes reconozcan el impacto negativo que tiene la caída del cabello. Poco a poco va desapareciendo el estigma que rodeaba a los trasplantes capilares. Este cambio de mentalidad es, sin duda, lo que está alimentando ese aumento en la demanda por trasplantes capilares.
Conclusión
Cada vez más personas reconocen que la caída del cabello es un problema de salud importante, debido al impacto que tiene sobre nuestra autoestima. Este cambio de percepción ha permitido que el público en general deje de ver a los métodos de restauración capilar como algo propio de gente vanidosa. Por ello, cada vez son más las personas que se someten a tratamientos contra la caída del cabello.
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