Cuando eres una figura pública y el pelo se te empieza a caer, no tienes adónde esconderte. Eso lo pudo comprobar hace poco el príncipe William del Reino Unido, cuando unas fotografías tomadas con motivo del funeral de la reina Isabel generaron comentarios poco amables, tanto en la prensa como en las redes sociales. La gente empezó a cuchichear sobre la pérdida de cabello del príncipe, y algunos se preguntaban por qué William no hacía algo para solucionar su calvicie, haciéndose un trasplante capilar. Es una pregunta a la que se enfrentan muchos hombres, sean famosos o no.
En este artículo analizamos algunas de las razones por las que los hombres tienen dudas a la hora de hacerse un trasplante capilar.
La decisión
Puede haber muchas razones para que el príncipe William no se haya sometido a un trasplante de pelo. Sin embargo, es posible que no se haya sometido a uno todavía. La mayoría de los hombres pasan varios años dudando, antes de dar el paso de hacerse un trasplante capilar. ¿Pero por qué sucede eso? Hay varias razones.
Muchos hombres creen que los procedimientos de restauración capilar son los mismos de hace cincuenta o sesenta años. En esos tiempos, la regla era llevar peluca, y la cirugía de trasplante capilar estaba en pañales. Por lo general, los resultados no eran muy buenos que digamos. Los clientes solían quedar con “pelo de muñeca”, luciendo mechones que sobresalían en ángulos extraños.
Además, hay que tener en cuenta la cantidad de cirugías que salen mal. Con la moda del “turismo capilar”, muchas personas deciden viajar a otros países para operarse a precios más bajos, solo para quedar con resultados muy pobres, y la reparación les sale costando miles de dólares. Las empresas de restauración capilar de calidad se han dado cuenta de que la confianza que se han ganado con el público a lo largo de los años queda resentida por la mala publicidad que generan las clínicas de bajo perfil.
Estigma cultural
Sin embargo, quizá la razón más importante por la que los hombres dudan en hacerse un trasplante capilar es que todavía existe un fuerte estigma al respecto. Desde una edad muy temprana, nuestra cultura les inculca a los hombres que cuidar su aspecto no es un comportamiento muy masculino. Muchos hombres que quieren tener una densa cabellera sienten temor de que los acusen de ser frívolos o vanidosos.
Por fortuna, en los últimos años se han dado grandes pasos para acabar con ese estigma tan anticuado. Futbolistas como David Beckham han contribuido a ello, demostrando que los hombres “de verdad” pueden preocuparse por la moda y por su apariencia, sin que por ello comprometan su masculinidad. Otros deportistas también han dado un paso al frente, haciendo pública su decisión de someterse a un trasplante capilar.
El internacional del rugby escocés Stuart Hogg es otro claro ejemplo. Hogg admitió que sus compañeros de equipo se burlaron de él cuando anunció su decisión, pero no dejó que eso lo desanimara. “Me atreví a hacerlo, y recibí algunas críticas por ello. Pero ahora tengo un cabello fuerte, y a nadie tiene por qué importarle”, señaló el jugador. Sin embargo, su experiencia también nos deja claro que los hombres todavía pueden recibir comentarios negativos cuando anuncian su intención de someterse a un trasplante de pelo.
Los sistemas de salud
No cabe duda que todos los atletas, actores y músicos que han hablado públicamente sobre su problema de pérdida capilar están ayudando a romper barreras. Cuando las celebridades hablan abiertamente sobre el impacto que la caída del cabello ha tenido en sus vidas, ayudan a abrirles los ojos a mucha gente. Ello ha contribuido a eliminar parte del estigma, y ha permitido que la restauración capilar sea considerada como un sector más de la atención sanitaria.
Sin duda, así es como debe ser, pero todavía queda mucho por delante. Poco a poco, la sociedad va reconociendo que la caída del cabello puede tener un impacto devastador en nuestra salud mental, afectando seriamente nuestra confianza y nuestra autoestima. Hay evidencias que demuestran que, en algunos casos, esta condición puede incluso afectar negativamente a nuestras relaciones y carreras profesionales. Decirles a los hombres que preocuparse por la caída del cabello los hace menos masculinos es, en efecto, ignorar esa realidad.
Conclusión
Para muchos hombres, optar por un trasplante capilar es una decisión muy inteligente. Sin embargo, todavía quedan resquicios de actitudes anticuadas, que hacen que no sea tan sencillo tomar esa decisión. Por suerte, esas actitudes están cambiando. Los hombres no deberían tener que pensárselo dos veces para hacerse una intervención quirúrgica sencilla, que tiene el potencial de transformar sus vidas.
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