Los procedimientos de restauración capilar, incluidos los trasplantes de cabello, suelen clasificarse bajo el término “cirugía estética”. ¿Pero es esa una descripción exacta de este tipo de tratamientos? Sea cual sea la opinión que tengamos sobre la cirugía estética, no cabe duda de que el término tiene un aire ligeramente peyorativo. Así, por ejemplo, algunos diccionarios señalan que la palabra “cosmético” hace referencia a algo “que afecta solo a la apariencia, y no a la sustancia”. Si se acepta esta definición, podemos llegar a la conclusión de que quienes buscan tratamientos de restauración capilar solo se preocupan por su aspecto.
En este artículo veremos por qué esa percepción es errónea y poco útil. Sigue leyendo para que lo descubras.
Depresión
En su autobiografía, el tenista Andre Agassi describió que perder el pelo cuando todavía estaba joven fue como perder “pequeños trozos de mi identidad”. Quienes creen que la restauración capilar solo tiene que ver con cuestiones superficiales harían bien en tener en cuenta esa afirmación. Hay que ponernos en los zapatos de las personas que sufren ese problema, para entender cómo se sienten.
La descripción que hace Agassi de su pérdida de cabello, calificándola como un ataque a su identidad, está respaldada por un sólido conjunto de pruebas académicas, las cuales demuestran que la alopecia afecta seriamente a nuestra autoestima. La relación entre la calvicie y la disminución de la autoestima está aceptada desde hace años. Por ejemplo, en 2005 el Dr. Ramón Grimalt, de la Universidad de Barcelona, elaboró un estudio en el que señalaba que “al parecer, algunos hombres con alopecia androgénica (AGA) presentan una menor imagen de sí mismos, una depresión que se traduce en una mayor introversión y en un mayor sentimiento de falta de atractivo”.
La identificación que hace Grimalt de la depresión como posible consecuencia de la calvicie es significativa, ya que pone de manifiesto que la pérdida de cabello no es ningún asunto trivial. En 2009, el trabajo de Grimalt fue seguido por un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Westminster, que concluyó que la alopecia puede afectar la calidad de vida de una persona, debido a las creencias y emociones negativas que hay alrededor de esta enfermedad. El mero hecho de que los psicólogos hayan sido capaces de estudiar y medir los efectos negativos de la caída del cabello es una demostración de que los efectos de esta condición van mucho más allá de los de una mera cuestión estética.
Autoestima
En 2018, investigadores chinos se propusieron evaluar el impacto que podía tener el trasplante capilar en la autoestima de un individuo. El grupo de prueba estuvo formado por hombres con AGA. El estudio concluyó que “el trasplante capilar elevó significativamente el nivel de autoestima, y aumentó la satisfacción con la propia apariencia de los pacientes con AGA”.
El estudio también señaló que los médicos que realizan trasplantes capilares rara vez evalúan la mejora en la autoestima de sus clientes. Como es lógico, sus evaluaciones postoperatorias tienden a centrarse en la satisfacción que puede tener el cliente con el aspecto de su nuevo cabello, en términos de densidad, naturalidad, etc. En la mayoría de las clínicas, la mejora en el bienestar mental del cliente no suele ser un indicador de rendimiento clave. Eso nos lleva a preguntarnos si las clínicas están subestimando uno de los beneficios más importantes que tienen los tratamientos de restauración capilar.
Por qué es tan importante
Un estudio realizado en 2005 reveló que en cinco países europeos existía una diferencia significativa entre el número de personas que necesitaban tratamientos contra la caída del cabello, y el número de individuos que los recibían. El estudio recomendaba seguir trabajando para determinar las causas de este desequilibrio. Se sospecha que la razón principal es que los tratamientos para combatir la caída del cabello siguen siendo considerados como meros procedimientos cosméticos, por lo que sobre ellos pesa un fuerte estigma. Por eso hay que ver la caída del cabello como lo que es: una afección que puede tener graves consecuencias psicológicas sobre quienes la padecen. Si se consideran los problemas como una cuestión de vanidad y no de salud, muchas personas se verán disuadidas de seguir el tratamiento.
Hay indicios de que se está avanzando en la lucha contra esas percepciones negativas. Las estadísticas elaboradas por la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración Capilar (ISHRS) muestran un fuerte incremento en el número de personas que deciden someterse a tratamientos de restauración capilar en todo el mundo. Este aumento se debe, en parte, a la disposición que han tenido muchos famosos a hablar públicamente sobre sus problemas de pérdida capilar. Cuando las personas comunes ven a actores, deportistas y músicos famosos confesando que la calvicie les ha afectado profundamente, y que el tratamiento les ayudó, el asunto se empieza a normalizar. El mensaje está empezando a calar: ¡No hay que dejar que la calvicie afecte nuestra calidad de vida ni nuestra autoestima!
Conclusión
Hoy en día se acepta que la caída del cabello puede desencadenar algunos problemas psicológicos graves en quienes la sufren. Esto incluye la pérdida de autoestima y la depresión. A pesar de ello, el tratamiento de restauración capilar se sigue considerando como una cuestión de vanidad, haciendo que muchas personas desistan de someterse a un tratamiento que podría mejorar notablemente su calidad de vida.
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