En los últimos años, Turquía se ha convertido en sinónimo de trasplantes capilares y tratamientos dentales cosméticos. Casi inevitablemente, la gente empieza a hacer comentarios sobre las personas que viajan a ese país. Dicen que volvieron a casa con nueva cabellera, y dientes blancos y relucientes. Hasta el exsecretario de Sanidad del Reino Unido, Matt Hancock, tuvo que rechazar ese tipo de especulaciones cuando regresó de Turquía. No cabe duda de que un gran número de personas viaja al extranjero para someterse a cirugías baratas. ¿Pero no están arriesgando su salud al hacerlo?
En este artículo te vamos a explicar por qué el turismo de trasplantes capilares no es la mejor opción. ¡Sigue leyendo para que lo descubras!
La ruta turística
Si damos un paseo por el centro de Estambul a cualquier hora del día, es probable que nos topemos con decenas de hombres que van caminando con la cabeza vendada. Se trata de los turistas del trasplante capilar, el reflejo visible de una de las industrias más florecientes de Turquía. Alrededor de un millón de personas visitaron Turquía en 2022 para someterse a este tipo de trasplantes, generando un gasto total de 2.000 millones de dólares aproximadamente. Proceden de todo el mundo, atraídos por la perspectiva de recibir un tratamiento transformador, a un coste mucho menor del que podrían conseguir en sus países.
Turquía se ha convertido en el principal destino de quienes buscan cirugías baratas, pero no es el único país que las ofrece. Clínicas de muchos países de Europa y Asia han explotado este mercado. ¿Pero dónde queda la seguridad?
Técnicas de venta agresivas
Entra en tu buscador favorito de Internet y haz una búsqueda con la frase “trasplante capilar”. Estés donde estés, seguramente te saldrán promociones de clínicas turcas ofreciendo trasplantes capilares. Y si buscas en Facebook, Twitter o Instagram, obtendrás el mismo resultado. La mayoría de las ofertas son “todo incluido”, lo que significa que el precio que ofrecen suele incluir los traslados desde el aeropuerto, así como el alojamiento en un hotel.
A menudo, estas clínicas ofrecen sus cotizaciones después de una “consulta” muy superficial. Por lo general, les basta una sola fotografía para decidir si un cliente es apto para un trasplante capilar, y cuántos injertos necesitará. Y lo que es peor, a veces ni siquiera piden una foto. Siguiendo las técnicas más clásicas de venta agresiva, prometen que la intervención será realizada por un cirujano de alto nivel, trabajando bajo los más altos estándares de seguridad. ¿Pero será cierto?
La presión de la competencia
Lo cierto es que las clínicas “turísticas” están sometidas a una enorme presión por parte de la competencia. Para sobrevivir, tienen que exagerar la propaganda y, al mismo tiempo, recortar los gastos. Por eso, en la mayoría de los casos, la cirugía no la realiza un cirujano, sino una enfermera o un técnico. Algunos habrán recibido formación médica, pero otros no. La Sociedad Internacional de Cirugía de Trasplante Capilar (ISHRS) lleva varios años advirtiendo sobre los peligros que supone toda esta situación.
Además, los problemas de seguridad no se limitan a la cuestión de quién lleva a cabo la operación. A menudo, los clientes sufren un exceso de injertos, es decir, se extraen demasiados injertos de la zona donante, que usualmente está en la parte posterior de la cabeza. Esto puede hacer que aparezcan calvas en esa zona, ya que la habrán despojado de demasiados folículos pilosos. Lo más preocupante es que este tipo de daño no se puede reparar. Es probable que el cliente quede con una marca permanente, una marca que no es solo física, sino también psicológica.
Cuidados posteriores
En todas partes del mundo, las clínicas con buena reputación les dan mucha importancia a los cuidados postoperatorios. En primer lugar, el seguimiento en los días y semanas posteriores a la intervención se realiza por motivos de seguridad. Al fin y al cabo, en toda intervención quirúrgica existe el riesgo de infección. Por eso es tan importante vigilar la situación en los días posteriores al tratamiento. En segundo lugar, los cuidados del postoperatorio se realizan por razones de control de calidad; para garantizar que el trasplante tenga las más altas posibilidades de éxito, de forma que no se produzcan reacciones adversas.
Con el sistema de turismo de trasplantes capilares no se puede realizar un seguimiento como es debido. Uno o dos días después de la intervención, cuando el paciente haya salido de la clínica y tome su vuelo de regreso a casa, se encontrará solo. Si las cosas no salen bien, será poco lo que pueda hacer. Las clínicas turísticas te pueden prometer una garantía de por vida por su trabajo, pero conseguir que la cumplan no es nada fácil.
Reflexiones finales
Teniendo en cuenta la mala situación por la que está pasando la economía mundial en estos momentos, no es de extrañar que la gente se sienta atraída por lo baratos que pueden salir los trasplantes capilares en otros países. Sin embargo, siempre debemos mantener una visión integral sobre el asunto. No debemos poner en riesgo nuestra salud solo para tratar de mejorar nuestra cabellera. Si te dejas seducir por los precios bajos y por las promesas grandilocuentes, podrías terminar arrepintiéndote por el resto de tu vida.
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