El tratamiento de restauración capilar suele considerarse como un privilegio de los hombres mayores, pero la realidad es que cada vez hay más jóvenes que quieren hacerse el tratamiento. Las estadísticas recopiladas en 2022 por la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración Capilar (ISHRS) muestran que apenas el 23% de los hombres que se someten a trasplantes capilares son mayores de 50 años. El grupo más numeroso, un 57,2%, tiene entre 30 y 49 años, mientras que otro 20% tiene menos de 30 años. Y esa tendencia va en aumento.
Eso nos lleva a preguntarnos por qué tantos hombres jóvenes están haciéndose tratamientos de restauración capilar. En este artículo analizamos algunos de esos motivos, y explicamos por qué ser calvo a temprana edad puede ser tan difícil.
El estigma de la caída del cabello
Un informe reciente sobre la caída del cabello en el Reino Unido reveló que el 44% de los hombres de entre 16 y 24 años sienten preocupación por la caída del cabello. Muchos de ellos confesaron sentirse acomplejados y poco atractivos, como consecuencia directa de su problema de pérdida capilar. Los hombres jóvenes están bajo presión de muchas maneras diferentes, y preferirían no tener que sufrir estrés adicional a causa de su apariencia.
La encuesta también reveló que gran parte de ese estrés se debe al estigma negativo que rodea a la caída del cabello, cosa que muchos jóvenes asimilan e interiorizan. Muchos estudios académicos han hecho énfasis en el significado cultural que tiene el cabello en nuestras sociedades (aquí puedes ver un ejemplo). Un tema común que se desprende de estos estudios es que la abundancia de cabello, tanto en hombres como en mujeres, se asocia con la juventud, la fuerza y la virilidad. Por lo tanto, que un hombre se esté quedando calvo, justo cuando está en su momento de mayor juventud y virilidad, puede resultar particularmente cruel.
Probablemente los hombres mayores estén en mejor posición para soportar la pérdida de su cabello. Puede que se sientan más seguros y confiados. Al fin y al cabo, para cuando llegan a la mediana edad, muchos ya han alcanzado un cierto lugar y un cierto estatus en la sociedad. Pero es mucho más difícil sentirse tan relajado respecto a la caída del cabello cuando eres un hombre joven, que apenas está comenzando la vida, sobre todo si apenas estás en los últimos años de la adolescencia y ya tienes dudas sobre tu imagen corporal, lo cual es típico de esa edad.
El temor a las citas
Esa duda queda cruelmente patentada cuando se habla de las citas. De todos los hombres encuestados, parece que los más jóvenes fueron los que sintieron el impacto de la caída del cabello con más intensidad. Más de la quinta parte de los hombres entre 16 y 24 años afirmaron que alguien les había cancelado una cita, o se había negado a ir a una segunda cita con ellos, por culpa de su calvicie. Algunos incluso confesaron haber saboteado sus propias oportunidades, cancelando las citas para evitar ser “juzgados” por su falta de cabello. Menos del 25% de los jóvenes aseguraron sentirse lo suficientemente seguros de su aspecto como para mostrar su calvicie en la primera foto de las aplicaciones de citas.
Los hombres de más edad son más propensos a usar un sombrero para cubrir su calvicie, mientras que los más jóvenes se inclinan por soluciones más radicales para desviar las miradas. El 28% de los encuestados confesaron que habían recurrido a los tatuajes y a los piercings, en un esfuerzo por desviar la atención de su cabello. Otros jóvenes se interesaron por el entrenamiento físico, o cambiaron su dieta para que su físico fuera más atractivo.
¿Demasiado joven para el tratamiento?
Muchos hombres jóvenes recurren a procedimientos médicos para tratar su calvicie, o se decantan por soluciones sin prescripción, como medicamentos y productos capilares. Aunque buscar asesoramiento sobre la caída del cabello es un paso positivo para los hombres de esta edad, el tratamiento quirúrgico no necesariamente es el mejor camino a seguir. Muchos expertos capilares sostienen que la edad óptima para un trasplante capilar está en torno a los 30 años, aunque eso depende de cada persona.
Por un lado, los cirujanos necesitan establecer la dirección y el patrón de la caída del cabello, para no terminar trasplantando folículos pilosos de zonas que pudieran ser vulnerables a la caída del cabello en el futuro. Los especialistas también necesitan revisar los antecedentes familiares del paciente, y establecer su idoneidad para tratamientos distintos al trasplante capilar, antes de decidirse por la cirugía.
Conclusión
La caída del cabello es difícil de afrontar a cualquier edad, pero los hombres más jóvenes son especialmente vulnerables a los embates de esta condición, ya que puede afectar seriamente su autoestima y su confianza personal. Los últimos años de la adolescencia, y los primeros de la adultez, suelen caracterizarse por las dudas e inseguridades, incluso cuando no sufrimos pérdida capilar.
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