Hace unos años, en una entrevista concedida a Variety, al actor británico Hugh Laurie le hicieron una pregunta sobre su adelgazamiento capilar. Su condición había sido captada por las cámaras durante el rodaje de “The Night Manager”. El intérprete respondió que no se alegraba de su calvicie, pero tampoco pretendía ocultarla, ya que “lo único más triste que un hombre calvo es un hombre que intenta ocultar su calvicie”.
Es un comentario interesante, que merece ser analizado con más detenimiento. ¿Por qué es triste que alguien trate de ocultar su calva? ¿La tristeza viene del hecho de ocultar la calvicie, o de que no tengamos éxito en ese intento? ¿Querer ocultar la caída del cabello es lo mismo que esconderse de ella?
Sigue leyendo para que descubras más sobre esta especie de “filosofía capilar”.
La importancia del cabello
Cuando tu pelo tiene buen aspecto, te sientes mejor contigo mismo. Por el contrario, si sales de casa con la sensación de que tu pelo es un desastre, probablemente tu día no haga más que empeorar. Estas afirmaciones no son una mera opinión personal. Muy por el contrario, están respaldadas por investigaciones académicas serias. Hace veinte años, la profesora de Yale Marianne LaFrance dirigió un estudio que demostró que tener el cabello en mal estado provoca importantes efectos psicológicos negativos, tanto en hombres como en mujeres. Unos años más tarde, una investigación realizada por la Escuela de Negocios de Stanford demostró que cuando las personas sienten que tienen buen aspecto, se sienten más seguras y llenas de confianza.
Evidentemente, nuestra apariencia es importante, y nuestro cabello es quizás el aspecto más crucial de nuestra apariencia. La pérdida o el debilitamiento del cabello tiene un impacto decisivo sobre nuestra imagen personal. Por lo tanto, ¿es triste que alguien intente ocultar una calva, o una zona que presenta adelgazamiento capilar? En lo absoluto. La tristeza surge, seguramente, de que no tengamos éxito en ese empeño. El individuo que busca ocultar una calva evidente usando unos pocos cabellos, está diciendo dos cosas al mismo tiempo: “me importa mi cabello lo suficiente como para querer ocultar mi calvicie”, pero también “estoy negando o queriendo ocultar el verdadero alcance de mi problema”.
Identificar la causa
La caída del cabello es bastante habitual. Afecta a millones de personas en todo el mundo, independientemente de su edad o su sexo, aunque la probabilidad de sufrirla aumenta a medida que envejecemos. Por lo tanto, la mayoría de nosotros sufriremos algún nivel de pérdida capilar en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, no hay que avergonzarse de querer ocultarla, detenerla o revertirla. Pero para tener éxito en ese objetivo, tenemos que hacer las cosas correctamente.
El primer paso en ese proceso es averiguar la causa del problema, ya que eso determinará qué tipo de tratamiento vamos a necesitar. La caída del cabello puede ser temporal o permanente. Puede ser consecuencia de la genética, o ser el resultado de un trastorno autoinmune. Puede deberse a una enfermedad, o haber sido provocada por algún evento traumático. Incluso puede aparecer como consecuencia del parto. Todos estos factores influirán en el tratamiento que recibirá el paciente.
Tratamientos populares contra la caída del cabello
Cuando la gente piensa en tratamientos contra la caída del cabello, lo primero que se les viene a la mente son los trasplantes capilares. Es comprensible: el trasplante capilar es, en muchos sentidos, el tratamiento estrella en el negocio de la restauración capilar. Ofrece una solución permanente a la caída del cabello, tanto para hombres como para mujeres, brindándoles una cabellera densa y natural, aprovechando sus propios folículos. Sin embargo, para solucionar la calvicie, no siempre se requiere un trasplante capilar. En muchos casos, el problema se puede solucionar sin recurrir a la cirugía.
Se pueden utilizar medicamentos para frenar la caída del cabello y estimular su crecimiento. Los corticoesteroides, por ejemplo, son muy utilizados. Estos potentes antiinflamatorios pueden tomarse por vía oral, aplicarse vía tópica o inyectarse en el cuero cabelludo. El minoxidil tópico es otro tratamiento muy popular y eficaz. Actúa aumentando el flujo sanguíneo en el cuero cabelludo, con lo que mejora el suministro de nutrientes y oxígeno a los folículos pilosos y, en consecuencia, se estimula el crecimiento del cabello. A menudo también se utiliza finasterida, en combinación con el minoxidil. Ésta se utiliza principalmente en el tratamiento de la caída del cabello masculina, y se puede administrar por vía tópica u oral.
Otros procedimientos disponibles para combatir la caída del cabello son la terapia con láser, la micropigmentación capilar y los tratamientos con plasma rico en plaquetas. También hay métodos naturales que se basan en la mejora de la dieta y el estilo de vida; y en la aplicación de aceites naturales para estimular el crecimiento del cabello. Por último, un cambio de peinado, realizado con cierto nivel de habilidad, puede disimular las zonas con adelgazamiento y las pequeñas calvas.
Conclusión
La caída del cabello puede representar un duro golpe para la identidad y el autoestima de cualquier persona. Cuando eso ocurre, no hay que avergonzarse ni entristecerse por querer combatir el problema. Pero olvidarse del asunto y actuar como si no existiera sí es muy triste.
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